30 marzo 2015

Actos Semana Santa en la Parroquia de La Inmaculada: 29 marzo-4 abril





Domingo de Ramos en la Parroquia: Fotos y Vídeo

Las 11,00. Decenas de fieles se agolpaban a la puerta de entrada de la Iglesia de San Antonio. Previamente, habían pasado por la calle Italia donde Herminio y Ángel repartían los Ramos. ¡Uno para mi madre! ¡Otro para mi hijo! ¡Denme para mis vecinas! 
Y así, desde las 10,15 a las 11,00 horas. Con las campanas de la Iglesia de fondo, que nos anunciaban el inicio de la Semana Santa, el Padre Javier nos invitaba a todos a acompañar a Jesús durante estos días y celebrar el Triduo Pascual. Estemos donde estemos, hagamos realidad las palabras del Párroco y acompañemos a Jesús en estos días en los que celebramos la Semana grande de los cristianos.

Para ver las fotos del Domingo de Ramos pinche en la imagen inferior:

Fichas Viernes Santo

Fichas viernes

Fichas para el Jueves Santo

Fichas y actividades 1
Fichas 2

Comentario al Evangelio de hoy, 30 marzo

Queridos amigos:
El evangelio de este Lunes Santo nos presenta una cena, que es como un anticipo de la última cena. En ella se dan cita los amigos (Marta, María, Lázaro) y los traidores (Judas Iscariote). Es una cena en la que se ponen de relieve las dos actitudes básicas ante Jesús que van a estar presentes en el drama de su proceso y de su muerte: la cercanía del amor y la distancia del resentimiento.
Marta (la camarera), Lázaro (el resucitado) y María (la perfumista) representan el polo del amor. Sirven, escuchan y ungen a Jesús. Y lo hacen todo desde la gratuidad propia de toda amistad.
Judas Iscariote (el discípulo que lo va a entregar) representa el polo del resentimiento. Critica el “derroche”de María mediante una racionalización que podría pasar a cualquier manual de psicología: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?
¿Cómo responde Jesús a cada una de estas dos actitudes? Necesitamos escrutar cada detalle porque, en el fondo, su respuesta tiene que ver con cada uno de nosotros.
En el caso de Marta, María y Lázaro, Jesús se deja hacer. A lo que es gratuito se responde con la gratuidad: Déjala: lo tenía guardado para el día de mi sepultura. Acepta ser querido, encuentra consuelo en el hogar de Betania. Disfruta con sus amigos.
En el caso de Judas, Jesús desenmascara la racionalización: A los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis. No se deja engatusar por las trampas de los que parecen amigos y no son más que funcionarios.
Estas dos actitudes son un espejo en el que nos miramos nosotros al comienzo de una nueva Semana Santa. ¿Hacia dónde nos inclinamos?: ¿Hacia la entrega incondicional a Jesús o hacia nuevas racionalizaciones que encubren nuestra mediocridad?

Evangelio del día, 30 marzo


Lectura del santo evangelio según san Juan (12,1-11):


Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?»
Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando.
Jesús dijo: «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.»
Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

Palabra del Señor

29 marzo 2015

Comentario al Evangelio de hoy, 29 marzo

Julio César Rioja, cmf
Foto: © Daniel Steger for openphoto.net
Queridos hermanos:
La homilía es este día tiene que ser corta, lo central son las lecturas. Estamos en el pórtico de la Semana Santa, el Domingo de Ramos puede desconcertarnos un poco, es una entrada triunfal que en unos días se convertirá en calvario. Pero los textos nos centran en lo que vamos a celebrar en esta semana. Es tiempo de escuchar y mirar, de contemplar, de oír a Jesús, de acoger sus palabras, recordar sus gestos. No tengamos prisa, leamos despacio la Palabra.
El Himno de los Filipenses resume bien lo que es la vida cristiana y lo que  viviremos estos días. Proclamarlo otra vez podría ser la mejor homilía. Resaltando algunos verbos: “despojó”, “rebajó”, “levantó”, “concedió”… a parte de palabras técnicas (Kénosis, por ejemplo), lo de Cristo es bajar: “no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojo de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos”. Como nos dice Isaías en la primera lectura: “Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos. Por eso ofrecí el rostro como pedernal”. Y es que, parece un tiempo de recordar la solidaridad de Cristo con todos los crucificados, con los que están abajo. ¿Podemos adorar a Cristo crucificado sin tener en cuenta a los crucificados de hoy?
“Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajo hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz”. Cada palabra tiene su profundidad. Es verdad que son días de representaciones populares enraizadas en las tradiciones de nuestros pueblos y que en la mayoría de los casos pueden ser unas buenas catequesis. Son las procesiones que pasan ante nuestros ojos, pero “la procesión debe de pasar por dentro”; la procesión de los últimos, aquellas en las que los seres humanos sufren en la vida diaria, en su carne. Debemos servir y lavar los pies a las víctimas, ser Verónicas, Cirineos, y bajar de la cruz a los crucificados, colaborando con el Dios de la vida en la resurrección de los necesitados. Jesús no murió en una cama, su muerte en cruz, algo nos dice sobre la manera que tenemos los cristianos de mirar la historia y a las personas.
“Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el –Nombre –sobre-todo-nombre-, de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble –en el cielo, en la tierra, en el abismo-, y toda lengua proclame: ¡Jesucristo es Señor!, para gloria de Dios Padre”. Son también días se celebraciones litúrgicas y de participar activamente en ellas con toda tu comunidad, ya sé, que la tentación de las vacaciones, la playa, los viajes, el pueblo, están muy presentes. Pero habrá que celebrar la Última Cena el jueves para escuchar su testamento, la invitación a amarnos como el nos ama, el lavatorio y la palabra: “amigos”. Guardar silencio el viernes con los despojos del que muere en la cruz, desnudo y abandonado. Alegrarnos en la mañana de Pascua con la resurrección y proclamar la gloria de Dios Padre. Qué toda rodilla se doble, este es el camino cristiano y el de la Iglesia: vaciamiento, despojo, entrega, bajar, de aquí nace la única glorificación, la exaltación, la subida.
Poco más. El relato de la Pasión de este domingo, según San Marcos, termina con el testimonio de un centurión romano: “Realmente este hombre era Hijo de Dios”. Esto es lo que proclamamos que: “Jesús es Señor”, y terminamos la semana como empezamos el Domingo de Ramos, dando ¡Vivas!; pero después de haber pasado todo esto por el corazón. Amor, servicio, entrega, muerte y resurrección son el camino, la verdad y la vida que nos propone Jesús, y nuestros pasos necesarios en este tiempo. Estamos en la parrilla de salida, preparémonos para la semana que llamamos Santa, por ser central en nuestra vida cristiana. Pocos sermones y mucha contemplación y escucha de la Palabra, la liturgia es suficientemente rica.
Foto: © Daniel Steger for openphoto.net

Evangelio del día, 29 marzo


Evangelio segúnto según san Marcos (15,1-39), del domingo, 29 de marzo de 2015
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (15,1-39):

C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Él respondió:
+ «Tú lo dices.»
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:
S. «¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti.»
C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:
S. «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?»
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?»
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. «¡Crucifícalo!»
C. Pilato les dijo:

28 marzo 2015

Domingo de Ramos: Celebrando la Palabra de Dios con niños



Domingo de Ramos: Jugando también se aprende



Misa con niños, Domingo de Ramos

Acogida
  Hermanos y hermanas:
Después de prepararnos durante la Cuaresma, iniciamos hoy la Semana Santa: los días en que celebramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Durante estos días centrales de nuestra fe miremos a Cristo, su amor entregado, sepultado y resucitado, que a todos nos regala vida abundante. En este domingo de Ramos recordamos el momento en que Jesús entró en Jerusalén montado en un borrico, mientras todos el aclamaban con entusiasmo. También nosotros le aclamamos, porque creemos en él, porque él nos abre las puertas de una nueva vida.  (Portamos los ramos que expresan que proclamamos a Cristo como nuestro Rey, nuestro Salvador).

Monición a la procesión
Jesús, al comenzar esta semana, fue  aclamado por la gente sencilla en su entrada a Jerusalén como el Mesías anunciado y esperado, como el que viene en Nombre del Señor. Que cada uno de nosotros, al participar en la procesión de ramos, hagamos nuestra la opción de seguir a Jesús. Prometamos acompañarlo no sólo hoy sino toda la Semana Santa en actitud de oración, de celebración y de conversión.
(Vamos a iniciar la celebración: delante va la cruz, luego los que participáis en la Eucaristía y por último los sacerdotes).

Monición a las lecturas
El libro de Jeremías nos recuerda que el Señor va a realizar una nueva alianza con su pueblo grabando sus palabras en los corazones. La carta a los Hebreos nos trae a la memoria que Jesús, sufriendo en la cruz, nos ha logrado la salvación. El evangelio anuncia explícitamente su muerte en la cruz enseñándonos el camino del cristiano, un camino de servicio, de entrega, de salvación a través de la cruz.

Monición al Evangelio de la Pasión
 Dispongámonos ahora a escuchar en el centro de nuestra celebración el relato de la pasión del Señor. Meditemos el camino de Jesús hacia la muerte, por amor y fidelidad a Dios y a nosotros, y agradezcámosle su entrega. Porque su cruz es nuestra Vida.

Peticiones
Dios Padre, que nos da la Vida, escucha ahora nuestra oración; llenos de esperanza, le decimos:   - Por la pasión de tu Hijo, sálvanos
1.- Por la Iglesia, para que nos ayude a vivir en profundidad estos días de encuentro con Cristo. Oremos.
2.- Por quienes sufren cada día la pasión, la soledad, la indiferencia; para que sientan el consuelo y la cercanía de Dios. Oremos.
3.- Por los que se encuentran ante situaciones de dolor y muerte, para que con la meditación la Pasión del Señor encuentren sentido a su sufrimiento. Oremos.
4.- Por los que en este domingo de Ramos aclamamos a Jesús como rey, para que le acompañemos también en su muerte y Resurrección. Oremos.
5.- Por todos nosotros; para que vivamos esta Semana Santa orando, admirando la entrega de Jesús y agradeciendo el que nos salve. Oremos.
6.- Para que no dejemos de asistir a las celebraciones de Semana Santa, que son las más importantes del año. Oremos.
7.- Por las víctimas del accidente de avión en Alemania, por sus familias que tanto sufren. Oremos.
Por Jesucristo, nuestro, Señor.

Ofrendas
- CLAVOS, MARTILLO, CORONA DE ESPINAS: Con estos clavos, martillo, corona de espinas, queremos simbolizar lo que en esta Semana Santa vamos a celebrar: la pasión, la muerte pero, sobre todo, la Resurrección de Cristo.
- UNA CRUZ DESNUDA:  Hemos leído la Pasión de Cristo. Gracias, Jesús, por tanta generosidad, por tanto amor.
Y perdona nuestra traición, nuestra apatía, nuestro pecado.
- PAN Y EL VINO. Con el pan y el vino damos gracias a Dios porque se quiso quedar con nosotros en Jueves Santo para ser nuestro alimento , nuestra fuerza y nuestra luz. Que, ese día, no olvidemos de rezar por los sacerdotes, por los pobres y para que nunca nos falte la Eucaristía.
 
VÍDEOS O PWP PARA ESTE DOMINGO
Entrada en Jerusalén dibujos:
Ramos, pasión:
https://www.youtube.com/watch?v=uxea9TcwqM8

Semana Santa:
https://www.youtube.com/watch?v=8dtW2haYqF8
Semana Santa: los acontecimientos de Jesús, dibujos:
https://www.youtube.com/watch?v=1rNWs28sd9cLa historia de la Semana Santa, dibujos:

Historia de la Pascua

La segunda parte de la Semana Santa está constituida por el Triduo Pascual, que conmemora, paso a paso, los últimos acontecimientos de la vida de Jesús, desarrollados en tres días. El triduo surge como celebración de la fiesta grande de la Pascua, a partir de su vigilia, e incluye la totalidad del misterio pascual. Recordemos que la celebración anual de la Pascua es del siglo II.
El triduo estaba formado originariamente por el Viernes y el Sábado santos como días de ayuno, lectura de la pasión y vigilia, junto al Domingo de Resurrección. Posteriormente, entre los siglos III y VIII se añadió el Jueves, que en realidad era el último día de cuaresma y tiempo para preparar el triduo. Estos tres días santos son culminación celebrativa de todo el año litúrgico, retiro espiritual de los creyentes en comunidad y momento principal de decisiones cristianas. Entendido el triduo como un tiempo vital comunitario, debe ser preparado con antelación. Mejor dicho, la Cuaresma es en realidad un retiro de cuarenta días de preparación a la celebración de la Pascua. Recordemos que las celebraciones pascuales no sólo son venerables por su antigüedad (siglo II), sino también porque se centran en el núcleo básico del cristianismo. Son casi seguidas, tienen amplitud, están relacionadas entre sí y manifiestan el sentido de la vida cristiana en comunidad.
En la Pascua celebramos el memorial de la liberación salvadora (tránsito de Jesucristo de la muerte a la vida), mediante el cual recordamos el pasado, confesamos la presencia de Dios en el presente y anticipamos el futuro. En estricto rigor, la Pascua de Cristo es el paso «de este mundo al Padre» (Jn 13,1). Toda la vida de Cristo es una Pascua: «Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre» (Jn 16,28). Jesús se encarna en el mundo sin perder su condición divina. El retorno al Padre, a través de la resurrección, constituye un abandono de la existencia en la carne para entrar en una nueva existencia en el Espíritu. Esto es, en definitiva, la liberación radical, que es pascual. Por consiguiente, la Pascua implica un proceso de transformación social y de cambio personal. Es proceso de liberación de toda servidumbre y opresión.
La Pascua, o Triduo Pascual, es algo más que un mero recuerdo psicológico de los últimos días de Jesús o un aniversario de su muerte; es la celebración cristiana -sacramental y comunitaria- de la esencia del cristianismo (persona, acciones y palabras de Cristo en su tránsito); la asamblea más importante de las reuniones cristianas; la conexión de nuestro tiempo con el suceso pascual liberador; el redescubrimiento (siempre dominical y especialmente anual) de la identidad cristiana, del ser y misión de la Iglesia en el mundo.
En definitiva, este «memorial» pascual es memoria subversiva, ya que Cristo subvierte los falsos valores que circulan en la sociedad -sobre todo, la que idolatra el poder, las armas y el dinero-, creando una alianza, un corazón y un pueblo nuevos. Es compromiso actual desde la raíz de la justicia del reino, causa por la que murió Cristo para la salvación de todos; esta justicia es radicalmente distinta de la que, desgraciadamente, tiene vigencia en el mundo. Es esperanza de vida plena, de amor total y de verdad completa, basados en el triunfo de Cristo sobre los «infiernos» de la naturaleza humana, sobre el pecado como muerte y sobre los ídolos de este mundo.

El Jueves Santo
El Triduo Pascual comienza con la misa vespertina de la Cena del Señor del Jueves Santo, día de reconciliación, memoria de la eucaristía y pórtico de la pasión. Se celebra lo que Jesús vivió en la cena de despedida: «Cada vez que coméis de este pan y bebéis de esta copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que él vuelva» (1 Cor 11,26). En uno de los tres días anteriores al jueves puede celebrarse comunitariamente la penitencia. Después de una introducción al sentido de la reconciliación previa al triduo, se canta algo apropiado y se hace oración. Dos o tres lecturas bíblicas ayudan a tomar conciencia mediante un examen concreto comunitario, hecho eventualmente entre varias personas, según el tema elegido para la revisión. Se puede introducir un gesto penitencial, como es el encendido o apagado de algunas velas, la quema de papeles en un brasero, romper una vasija de barro, etc. Si la comunidad es grande -y en tanto sea posible-, se divide en grupos para tomar conciencia de los pecados. Luego se pide perdón por medio de unas peticiones preparadas; si es posible, se hace también de manera espontánea y se invita a la reconciliación con un silencio prolongado. Después, individual o comunitariamente, se da la absolución. El abrazo de paz y un canto sellan el final.

Amar – Morir – Resucitar

AMAR – MORIR – RESUCITAR

Debiéramos preguntarnos seriamente qué tenemos que ver cada uno de nosotros, en nuestro diario vivir, con el AMOR del Jueves Santo, la MUERTE del Viernes Santo y la RESURRECCIÓN del Domingo de Pascua.

AMAR, MORIR, RESUCITAR, son como tres movimientos “in crescendo” de la Semana santa. Tres realidades que, sin duda, son las más importantes en la vida de cada hombre. AMAR es el verbo más conjugado de la historia. El hombre está sediento de amor. Cuando lo encuentra y cuando lo da, es feliz. Pero amar como Jesús con su medida y con su finalidad, no es fácil. Amar como El amó supone negarse, olvidarse, vencerse. Amar como amó Jesús supone considerar de verdad a los hombres, a todos los hombres, como hermanos y estar dispuesto a compartir con ellos la herencia, toda la herencia. No, no es fácil amar así. Y por eso no lo hacemos. No lo hacen los hombres en general y no lo hacemos, evidentemente, los cristianos. Por eso, fácilmente, el Jueves Santo no lo entendemos.

MORIR. ¡Qué difícil! Y, sin embargo, la muerte está ahí, dispuesta a acudir puntualmente a la cita. No queremos saber nada de ella. Viéndonos, también nosotros mismos podríamos pensar: ¡Qué terrible una muerte sin respuesta! ¡Qué angustiosa una muerte sin retorno! ¡Qué cruel una muerte sin victoria! Contemplando el modo de vida de los hombres, también quizá el nuestro, cabría preguntarse: ¿Qué esperan los hombres persiguiendo tan ansiosamente el poder, el dinero, la gloria? ¿Está ahí la meta anhelada, el fin último, la aspiración máxima? ¿Qué piensan los hombres de la muerte? No es fácil aprender a morir; sin embargo, debiéramos esforzarnos por dar, a la luz de la muerte y sin necrofilia, hondura y categoría a nuestra vida, sabor cristiano y trascendente a nuestro existir. Pensar serenamente el Viernes Santo, a la sombra de la Cruz.

RESUCITAR. Es la última palabra de la muerte. El triunfo, la gloria, la alegría. Jesús, venciendo el tedio, el dolor, la angustia, la incógnita que se alza perturbadora ante la mente humana. Su triunfo es el nuestro. ¿De verdad lo creemos así los cristianos? Quizá en el fondo de nuestro ser sí lo creemos. Nos falta avivar esa fe, hacerla realidad diaria, ponerla de relieve al enfocar la vida, al acercarnos a los hombres, al vivir con ellos. Hay que intentar resucitar cada día en un esfuerzo permanente por dar a nuestra existencia un tono y un estilo en el que se reconozca inmediatamente a Cristo, cuyo final no fue la Cruz, sino la Luz.

AMAR, MORIR y RESUCITAR: tres realidades para pensar y para vivir en esta Semana Santa y en toda nuestra vida.
DABAR 1978

Semana Santa

¿Qué significa para nosotros vivir este tiempo? ¿Qué significa seguir a Jesús en su camino hacia el Calvario, hacia la cruz y la resurrección?
• Significa salir de nosotros mismos para ir al encuentro de los demás, a la periferia de la existencia, a los más alejados, a los olvidados, a quienes necesitan comprensión, consuelo y ayuda.
• Vivir este tiempo significa también entrar cada vez más en la lógica de Dios, de la cruz y del Evangelio.
• Salir siempre con el amor y la ternura de Dios, en el respeto y la paciencia, sabiendo que nosotros ponemos las manos, los pies, el corazón, pero es Dios quien guía y hace fecundas nuestras acciones.
José Antonio Pagola

Aquí tenéis al hombre

Era un viernes tenso y agresivo. Años más tarde se le conocería como Viernes Santo, cuando en la ciudad de Jerusalén la máxima autoridad romana, Poncio Pilato, en aquel escenario sub-realista hizo de presentador involuntario de Jesús ante el pueblo judío e indirectamente ante la historia: “He aquí al hombre (Ecce homo). De alguna forma es puesto ante al humanidad como modelo, como referente del ser humano. A lo largo de los siglos muchas personas individuales y varios sistemas políticos y movimientos sociales han propuesto o han querido proponer modelos de hombre-mujer y de sociedad. Cito dos ejemplos: Jesús de Nazaret y Maquiavelo, de los muchos a los que se puede recurrir.
No se trata de ofrecer un análisis acabado de estos personajes. Simplemente recordar una serie de datos, de aspectos que el escuchante completará y llegará a la conclusión de cuáles de estos modelos, estilos o tipos predominan en nuestra sociedad.
Maquiavelo, escritor y sociólogo, gozó de gran influencia. Vivió en el siglo XVI. Es un hombre actual, ya que tanto su sociedad como la nuestra se caracterizan por tres aspectos: una situación de corrupción generalizada, acentuado desequilibrio social y honda desigualdad económica. En sus escritos, sobre todo en su libro más importante El Príncipe, que es más pequeño que el libro de los evangelios, señala las claves de cómo ganar el poder y mantenerse en él. Aunque para ello haya que actuar contra la lealtad, contra la compasión, contra la religión. Se vale de una metáfora: el gobernante o príncipe tiene que ser zorro y león: hábil y astuto como el zorro; dominante y despiadado como el león. Incluso en algunas ocasiones el practicar la hipocresía es una virtud, porque “todos ven lo que pareces, pocos tocan lo que eres”. Da un aviso desolador: “los hombres traicionan antes a sus semejantes que aman, que a quienes temen”. Maquiavelo estaba convencido de que la política es el arte de lo posible.
Ahí van algunas pinceladas de su pensamiento. Ellas nos ayudarán a formarnos una idea. Para Maquiavelo lo importante es ganar. La victoria es lo más relevante, la única medida del éxito y si no se la puede alcanzar de otro modo, no hay nada equivocado en hacer trampas.
También Jesús mostró cómo tenía que ser, que comportarse el hombre y la mujer. Más aún, su vida fue el ejemplo más claro. A lo largo de estas líneas recojo algunos rasgos. Si bien es más importante que nos acerquemos a su figura y tratemos de descubrir los hilos que mueven su existencia. Un resumen de su vida lo da el evangelio cuando dice: “pasó por el mundo haciendo el bien y curando a todos los que sufrían bajo el poder del mal”. Sobre todo fue sensible respecto al poder y al dinero. “Nadie puede servir a Dios y al dinero”. “El que quiera ser vuestro jefe, que sea vuestro servidor”. “Ejemplo os he dado, así como yo os he lavado los pies, vosotros haced lo mismo”. Recomienda perdonar setenta veces siete. Muere en el Calvario perdonando. Se define como “yo soy el camino, la verdad y la vida”. Alaba a los pacíficos, a los misericordiosos, a los justos, a los limpios de corazón. Reduce todos los mandamientos a uno: amar a Dios y amar al prójimo. Añadiendo algo importante:”como yo os he amado”. “Se levantó de madrugada, fue al descampado y se puso a orar”. También dijo que “hay más dicha en dar que en recibir” y que tratemos a los demás como nosotros queremos que nos traten.
Un Jesús cercano, compasivo, valiente, amable, generoso, amigo de los enfermos y de la gente rota. Que nos brinda un mensaje de liberación, que cura a los enfermos. Nos insiste en ser audaces, solidarios, creativos y libres. Nos recuerda que no solo de pan vive el hombre (aunque también de pan) y que“por sus obras los conoceréis”
La persona humana (lo mismo el cristiano) tiene que aprender a vivir. De los muchos modelos de vivir tenemos que elegir uno. A lo largo de esta semana viviremos los acontecimientos que Jesús llamó “su hora”. Que nos ayuden a responder a la pregunta “¿quién eres Jesús?”.
Josetxu Canibe

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

Jesús llega a Jerusalén. La ciudad y el momento en que esto sucede indican el trágico final que allí le espera. Jesús lo sabe. Pero lo sorprendente es que no se acerca a la derrota final como un derrotado, ni entra en la ciudad como un triunfador victorioso. Con una sencillez, una humildad y una bondad que impresionan, organiza él mismo la entrada para que sea, no la ostentación triunfal de un vencedor, sino una manifestación popular de paz y alegría de las gentes más humildes y sencillas, los que siempre le han acompañado y han estado con él.
 
El borrico en el que monta, los discípulos que le aclaman, los hechos prodigiosos que en ese momento recuerdan (prodigios que han dado vida a los enfermos y alimento a los pobresy las aclamaciones de paz y gloria en el cielo, todo eso no evoca sino el logro de las aspiraciones de los más débiles y desamparados de este mundo. En Jesús triunfa todo lo que en el orden presente fracasa. Tal es el significado más profundo de la entrada de Jesús en Jerusalén.
El relato presenta a los fariseos protestando y exigiendo reprensión para los humildes y sencillos. La religión puede endurecer (y endurece) el corazón de no pocas personas. Eso se nota en que solo quieren que triunfe la religión. Y no soportan que sea el pueblo humilde el que cante de alegría.
José María Castillo

Comunicado Pastoral de la Salud, Valladolid




1.    Pastoral de la Salud de Valladolid nos invita a un Encuentro de Oración con los enfermos que tendrá lugar el próximo miércoles, a las 19,30, en el convento de Santa Isabel.

Fiesta del Perdón, viernes 28 marzo: fotos y vídeos

Ayer viernes día 28 de marzo se llevó a cabo en la Parroquia la Fiesta del Perdón del segundo grupo de niños y niñas que van a celebrar su Primera Comunión.
Para ver todas las fotos, pincha en la imagen.

Viernes Santo: Oración de los Fieles




El Misal cuenta con una extensa colección de oraciones de los fieles dentro del oficio litúrgico de este Viernes Santo. De todos modos, hemos redactado una más breve por si fuera de interés para el sacerdote oficiante.

Cristo ha dado su vida, el Amor se da hasta el extremo. El grano muere en la tierra para dar fruto de eternidad. Pedimos al Padre que ese amor riegue nuestro corazón y lo trasforme. Oremos diciendo:

R.- RESTÁURANOS, SEÑOR, CON TU AMOR.

1. – Por santa Iglesia, cuya cabeza es Jesucristo, para que se mantenga siempre fiel a su Palabra y sea así luz para el mundo.

OREMOS

2. – Por el Papa Francisco, pastor de la Iglesia, para que la misericordia de Dios que pregona, sea atendida por todos los hombres.

OREMOS

3. – Por los obispos, sacerdotes y demás hombres consagrados a ser “cristos” en la tierra, para que sepan morir a sus egoísmos y sepan gloriarse en el Amor de Dios.

OREMOS

4. – Por todos los que hemos recorrido este camino cuaresmal, para que nos unamos al sufrimiento de la cruz de Cristo verdadero signo de nuestra salvación.

OREMOS

5.- Por todos los cristianos, para que nos esforcemos continuamente en restaurar la unidad en el Único que nos salvó y bajo la fuerza del Espíritu Santo.

OREMOS

6. – Por los judíos, para que fieles a la fe de Abraham descubran en Cristo, el Salvador que esperan.

OREMOS

7. – Por los que no creen en Cristo, los que viven sin bautizar, para que se dejen guiar por el amor, hasta que descubran que la Iglesia es fiel reflejo de Cristo que muere por todos en la cruz.

OREMOS

8. – Por los que no creen en Dios, para que el Padre toque sus corazones y descubran el Amor que se derrama desde la cruz para cada todos los hombres que lo acogen.

OREMOS

9. – Por los que gobernantes, para no cesen en la búsqueda del progreso y desarrollo de todos, especialmente los más pobres y necesitados de la sociedad.

OREMOS

10. – Por los que sufren la enfermedad, el desempleo, la injusticia para que uniéndose a la cruz del Señor, Éste transforme su dolor y vean pronto satisfechas sus necesidades.

OREMOS

11.- Por los bautizados que se alejaron de la Iglesia, para la llama de Amor que brota de la cruz prenda en sus corazones y sea un gran fuego lo que ahora son tenues rescoldos.

OREMOS

Hoy, junto a María, al pie de la cruz, ponemos la poquedad de nuestros corazones, esperando que se llenen del Amor que yace clavado en la cruz. Por ese Amor, confiamos que el Padre atiende las súplicas de su pueblo.

Te pedimos, por Jesucristo crucificado Nuestro Señor.

Amen.

Viernes Santo: Moniciones




Nota previa: Se inicia la celebración de la Pasión del Señor con el altar desnudo. Sin mantel, sin nada. Antes de iniciarse el rito puede leerse la siguiente monición que explica el contenido de nuestra liturgia de hoy.

MONICIÓN DE INICIO

Es Viernes Santo. Y nos reunimos hoy para conmemorar el acto supremo de amor de Jesús hacia nosotros: su muerte para nuestra salvación. No es una Eucaristía, no es una misa. Se inicia en silencio, con el sacerdote postrado en tierra, ante el altar. Escucharemos el relato completo de la Pasión según San Juan. Y después iniciaremos un acto de adoración a la Cruz. Intentemos abrir nuestros corazones para comprender, en profundidad, que la salvación nos viene de la Cruz de Cristo. Terminaremos comulgando. El Cuerpo de Cristo que comeremos hoy es el que reservamos ayer –día de Jueves Santo—en el Monumento. Acompañemos a Jesús en estas horas difíciles de su Pasión y Muerte. Sigámoslo por el camino del Calvario. Acerquémonos a Él en estas horas difíciles. Y que nuestra alma se conmueva hasta lo más profundo por el sufrimiento de Nuestro Señor, que para nosotros es salvación para siempre. Comencemos, pues, en silencio, con el corazón abierto a la contemplación viva de las escenas que vamos a rememorar. Nos ponemos de pie…



MONICIÓN ANTES DE LA ORACIÓN UNIVERSAL

Hoy la oración de los fieles –las peticiones—tienen otra característica y es, precisamente, el rezo de una completa oración universal porque rezamos por todos y para todos. Tras cada petición haremos un momento de silencio y el sacerdote rezará una breve oración a la que responderemos con un Amén.



MONICIÓN PARA ANTES DE RECIBIR LA CRUZ

Vamos a adorar la Cruz de Cristo. Vamos a recibirla con la mayor veneración posible. Hoy se convierte en la base de nuestra oración, de nuestros sentimientos, de nuestra fe. Pasaremos después a venerarla personalmente, uno a uno, en procesión de fe, amor y esperanza. Fe, esperanza y amor que surge del convencimiento profundo de que Jesús, con su entrega hasta la muerte, nos ha salvado.



MONICIÓN PARA ESPERAR AL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Lo dijimos en nuestra monición primera. Hoy no hemos celebrado misa. Hoy no hay Eucaristía. El Pan del Cielo que vamos a recibir es –como también hemos dicho—consagrado en la Eucaristía de ayer, del Jueves Santo. El sacramento de la Comunión, la recepción del Cuerpo de Cristo, es camino de amor y unidad. Que hoy, pues, vivamos ese amor y la unidad entre nosotros en su máxima expresión. Juntos vamos a esperar la resurrección del Señor en la gran vigilia eucarística de la noche de mañana: la Vigilia de Pascua.



EXHORTACIÓN DE DESPEDIDA

Vamos a terminar esta celebración, tras la oración final del sacerdote, en silencio. No hay bendición y saldremos en silencio. Hay un sentimiento de orfandad en estos momentos en toda la Iglesia universal por la muerte de Jesús. Pero junto a esa tristeza está la esperanza total de que el Señor va a resucitar y nosotros con él. Como os decíamos antes, mañana a las (decir la hora) nos reuniremos para celebrar la Resurrección del Señor Jesús en nuestra Vigilia Pascual.

Jueves Santo: Oración de los Fieles II




Antes de dar tu vida por nosotros en la cruz, quisiste darnos tu cuerpo en la eucaristía. Es el alimento nuevo y que nos lleva hasta la vida eterna. Así nuestra oración en este día es:

R.- SEÑOR, DANOS SIEMPRE TU PAN

1. – Por el Papa Francisco, por los obispos, sacerdotes y diáconos para que en la comunión del pan compartido guíen a tu pueblo hasta la Casa del Padre.

OREMOS

2. – Por los ministros extraordinarios de la eucaristía, para que su cercanía y servicio al Señor, les ayude en todos los instantes de su vida.

OREMOS

3. – Por los Jefes de Estado y de Gobierno y todos los que tienen en sus manos el gobierno de su pueblo para que sus actos sean a favor de la paz y la convivencia entre los pueblos.

OREMOS

4. – Por la tierra de Israel, para que la Paz que viniste a traer, se instale definitivamente también en la tierra que pisaron tus pies.

OREMOS

5. – Por todos nosotros que compartimos tu Pan alrededor de tu mesa, para que vivamos como verdaderos hijos de Dios.

OREMOS

Señor, que tu cuerpo y sangre que hoy nos das, y mañana derramarás sobre el mundo, sean alimento y fuerza ante nuestras debilidades.

Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor que contigo vive y reina por los siglos de los siglos

Amen.

Jueves Santo: Oración de los Fieles I




De rodillas junto al Señor, en el huerto de los olivos, los ojos del corazón se cierran y el cansancio adormece nuestra voluntad. Danos un corazón fuerte para vivir desde la entrega, la pasión, muerte y resurrección de tu Hijo. Hoy repetimos:

R.- PADRE, MANTÉN DESPIERTO NUESTRO AMOR

1. – Por el Papa Francisco para que su mensaje de misericordia cale en todos los ambientes de la sociedad y despertemos todos al Amor de Jesucristo.

OREMOS

2. – Por los que tienen en sus manos la economía y las riquezas del mundo para que el Señor toque sus corazones y todos los hombres tengan cada día lo necesario para llevar una vida digna.

OREMOS

3. – Por todos los que eligieron caminos de egoísmo alejándose del Amor que Dios nos trae, para que descubran en la Cruz la verdadera medida del Amor.

OREMOS

4. – Por todos los que viven necesitados de salud, empleo, alimento, vivienda o abrigo, para que el Señor mueva corazones generosos que atiendan estas necesidades.

OREMOS

5. – Por las familias, para que día a día Cristo esté presente en los hogares y en los corazones de todos sus miembros.

OREMOS

6. – Por todos los que nos acercamos al Pan Eucarístico, para que nos mantenga despiertos en los momentos de tentación y peligro.

OREMOS

Concede con generosidad, Padre, todas las necesidades que te presenta tu pueblo, que afronta confiado este paso por la cruz hacia la Resurrección.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Amen.