21 septiembre 2016

Domingo 25 septiembre: Liturgia 3

Acortando Distancias entre Ricos y Pobres
Saludo (Ver Segunda Lectura)
Bendito sea nuestro Señor Jesucristo:
A él todo honor y poder eterno.
Que su gracia y su paz estén siempre con ustedes.

Introducción por el Celebrante 
Sabemos que en nuestro país, y en cualquier otra parte -de hecho en amplias zonas del mundo-, existe un ancho y escandaloso espacio entre ricos y pobres. Mucha gente se pregunta -espero que nosotros también-: “¿Qué puedo hacer yo frente a toda esta miseria? Mis medios y recursos son muy limitados, y no puedo cargar sobre mis hombros todo el peso del mundo”. --- Pero sí sabemos lo que el evangelio del pobre Lázaro y del rico epulón nos pide. Si todos -cada uno en su propio lugar- contribuyeran con su participación a solucionar los problemas de pobreza, necesidad y sufrimiento, ¡cuánto mejor llegaría a ser nuestro mundo y cuánto más cercano estaría el Reino! No necesitamos que venga un ángel a decirnos nada. Escuchemos el claro mensaje del Señor mismo, en el evangelio de hoy.

Acto Penitencial
Ciegos como estamos a nuestros fallos y a las necesidades de los hermanos,
pidámosle al Señor que nos perdone y que nos abra los ojos y el corazón.
(Pausa)
Señor Jesús, tú viste en los ojos de los pecadores
su hambre de aceptación y de perdón. 
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo Jesús, tú te percataste 
de la necesidad silenciosa de los pobres
de tomar parte en la vida de la comunidad. 
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, tú viste la necesidad de las ovejas sin pastor
de tener a alguien a quien seguir y en quien creer.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Elimina nuestros pecados, Señor, 
y abre nuestros ojos y corazones 
a la compasión y al amor.
Y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta
Oremos a Dios y pidámosle
un corazón compasivo y misericordioso.
(Pausa)
Oh Dios nuestro, amable y dadivoso:
Tu Hijo Jesucristo, resucitado de entre los muertos,
nos pide que abramos nuestros ojos 
a las necesidades de los pobres 
y que les demos alimento y bebida.
En ellos queremos reconocer a tu Hijo,
amarle y cuidarle.
Tú nos has colmado con tantas cosas buenas,
todas ellas concedidas gratis…
Haznos pobres de corazón
para que podamos entender a los pobres;
haznos lo bastante generosos
para no calcular y medir nuestros dones, 
y haznos agradecidos por todo lo que tú nos has dado
llevando alegría y liberación a los hermanos necesitados.
Todo esto te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Primera Lectura (Am 6,1.4-7): Los Ricos Se Volverán Pobres
El profeta Amós vocea la indignación de Dios contra los ricos insensibles. Éstos gozan de la vida, sin ninguna preocupación por los pobres. Dios no puede aceptar que una persona o una comunidad tolere semejante desigualdad e indiferencia.

Segunda Lectura (1 Tim 6,11-16): Dar Testimonio de Cristo con Nuestras Vidas 
Los cristianos, especialmente los líderes de la comunidad, deben dar testimonio del Padre y de Jesús con su vida cristiana, ya que le deben a Dios su salvación en Cristo Jesús.

Evangelio (Lc 16,19-31): Dios Hará Ricos a los Pobres
El rico de la parábola no se preocupa para nada del pobre a la puerta de su casa. Pero la justicia de Dios invierte la situación: El pobre llega a ser rico ante Dios; por el contrario, el rico egoísta perderá todo lo que posee .

Oración de los Fieles
Oremos a nuestro Padre bondadoso, protector de viudas y huérfanos, y apoyo de los humildes y extraños. Y digámosle: R/ Señor, escucha nuestra súplica.

  1. Pidamos voz profética para la Iglesia, para que no tolere que los pobres sean oprimidos y silenciados; y para que los ayude y defienda siempre, y así clamamos:
  2. Pidamos mente abierta y solidaria para los líderes de las naciones, para que todo el dinero malgastado en armas de destrucción lo empleen para el bienestar del pueblo, y así clamamos:
  3. Pidamos para nosotros manos abiertas hacia todos los que nos tienden las suyas en gesto de amistad o solicitando ayuda, para que sepamos acogerlas y llenarlas con nuestra amistad y con nuestro apoyo eficaz, y así clamamos:
  4. Pidamos corazones abiertos hacia los que viven en soledad, miedo o amargura, para que sepamos responderles eficazmente curando sus heridas con gestos de solidaridad en el nombre del Señor, y así clamamos:
  5. Pidamos ojos abiertos hacia los humildes y pequeños, para que sepamos respetarles y restaurar su dignidad de seres humanos e hijos del Padre del cielo, y así clamamos:
  6. Pidamos al Señor comunidades en las que los ricos se preocupen por los pobres, y los pobres enseñen a los ricos a ser pacientes y dependientes de Dios, y así clamamos:
Oh Dios y Padre nuestro, ayúdanos a usar los bienes de esta tierra para acortar distancias entre ricos y pobres, ya que todos somos hermanos, por ser hijos tuyos, ahora y por los siglos de los siglos.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Aquí te presentamos pan y vino,
alimento sencillo y bebida de alegría.
Con este gesto de ofrenda
asumimos nuestra responsabilidad para con los pobres.
Que, con tu Hijo y como tu Hijo, 
no permanezcamos nunca indiferentes
a la miseria humana y espiritual
de nuestros hermanos necesitados.
Acepta la pobreza de nuestros corazones
y sé tú nuestra única riqueza duradera,
por medio de Jesucristo, nuestro Señor.

Introducción a la Plegaria Eucarística
Con Jesús, alabemos al Padre por habernos manifestado su compasión por medio de su Hijo. Que él nos conceda una preocupación viva y cálida por nuestros hermanos necesitados.

Introducción al Padre Nuestro
Reconociendo que todos nosotros somos pobres
ante nuestro Padre del cielo,
nos dirigimos a él con toda confianza
con la oración de Jesús, su Hijo.
R/ Padre nuestro…

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todo egoísmo
que cierra nuestros corazones y nuestras manos
a las necesidades de los hermanos que nos rodean.
Líbranos de esclavizarnos 
a las cosas materiales que poseemos,
e incluso a nuestras cualidades y talentos.
Ayúdanos a liberar a nuestros hermanos 
del temor y la necesidad
con los dones de nuestras mentes, corazones y bienes materiales, 
para prepararnos así dignamente para la venida gloriosa
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo,
R/ Tuyo es el reino…

Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor,
que nos invita a tomar parte en su banquete
y a aprender de él a compartir todo lo que somos y tenemos.
Dichosos nosotros, invitados a su santa cena.
R/ Señor, no soy digno…

Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre de los pobres:
En esta celebración eucarística
tu Hijo ha estado aquí con nosotros 
y ha llamado a la puerta de nuestros corazones.
Gozosamente le hemos acogido,
pero ha sido él quien nos ha ofrecido de comer.
Queremos seguir recibiéndole
y haciendo que se encuentre a gusto 
como hermano nuestro
cada vez que alguien nos pida ayuda 
o, cuando algún necesitado sea demasiado tímido
para expresar dónde se siente herido.
Te pedimos nos otorgues esa sensibilidad
por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: En esta celebración eucarística el Señor nos ha enriquecido con su palabra
y con el don de sí mismo como pan de vida.
Este su pan nos ha sabido más sabroso porque ha sido pan compartido.
Nosotros estamos dispuestos ahora a enriquecernos unos a otros 
y a aumentar nuestra felicidad compartiéndola con los hermanos.

Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

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