Agitar alegremente nuestros ramos
La reunión litúrgica de hoy tiene dos orígenes, también tiene dos tonos. La primera parte deriva de la Iglesia madre de todas las Iglesias, la de Jerusalén. Cada año renueva la tradición de sus mayores, también nuestros mayores. Y se reúne en un lugar llamado Bet-Fagé, a pocos kilómetros de la capital. Allí empezó aquella entrada triunfal de Jesús, allí encontró el borrico y acompañado de sus amigos empezó el descenso. Es un camino corto, durante unos diez minutos se sube una suave cuesta, para descender a continuación hasta llegar al torrente de Cedrón, que hoy pasa por un conducto subterráneo, y adentrarse en la Ciudad. La ladera actual todavía está cubierta de olivos, pero son ejemplares jóvenes, a cada lado del camino no pueden verse a niños ni muchedumbres que aclamen al Señor, hay santuarios que, de alguna manera, perpetúan el clamor de aquel día. En total el camino no puede durar más de tres cuartos de hora.