DOMINGO
30
DE JULIO DE 2017
DOMINGO
17° DEL TIEMPO ORDINARIO
PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
La fe que cada domingo celebramos alrededor de la mesa de la
Cena del Señor, como en este décimo séptimo del tiempo ordinario, no es para
ser vivida individualmente ni al margen de la vida de los hombres. Creer en
la fuerza liberadora del amor de Jesucristo, nos ha de llevar a proclamar el
Evangelio por todo el mundo, con sencillez y entrega total.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto
penitencial
El Señor hoy nos llama a descubrir su Reino: la vida futura,
vida de plenitud y eterna felicidad para los que vivan aquí, como verdaderos
hijos de Dios, en su gracia. Y descubrir esta verdad de fe, es descubrir el
mayor tesoro; y es por eso que quienes creemos que la hora de la muerte es
el comienzo de la verdadera vida, tratamos de vivir aquí y ahora, de acuerdo
con esa realidad trascendente.
En este relato vemos que el rey Salomón no pide a Dios
bienes personales, sino sabiduría para poder discernir lo bueno de lo malo,
y esto debe ser una real enseñanza para todos nosotros.
R.
¡Cuánto amo tu ley, Señor!
La palabra del Apóstol nos manifiesta que Dios nos ha
llamado personalmente a cada uno de nosotros para hacernos conformes a la
imagen de su Hijo, esto es, hacernos participar en su propia vida, y por
consiguiente, darnos la gloria.
Hoy Jesús en el Evangelio nos muestra que la aceptación del
Reino de Dios, como meta del vivir humano, nos impone nuevos valores y
criterios para toda nuestra vida.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Unidos en una misma fe,
impulsados por el único Espíritu, atentos a las inquietudes y necesidades
nuestras y de todos los hombres, dirijamos ahora nuestra plegaria al Padre.
GUÍA:
A cada una de las
peticiones responderemos orando:
"SEÑOR,
DANOS TU FORTALEZA"
v
Señor, para que por la abundante enseñanza de la Santa
Iglesia y del Santo Padre Francisco, descubramos que, por el desprendimiento de todo
podremos adquirir la verdadera perla, que es tu Reino, te pedimos...
v
Señor, para que junto a nuestro Obispo y todos nuestros
sacerdotes, vayamos en busca del gran tesoro que es Cristo en la
Eucaristía, en la oración, en el sacramento de la penitencia,
en la caridad con los demás, te pedimos...
v
Señor, para que en nuestra patria, todos los que la habitamos
volvamos a hacer de Dios el centro de nuestras vidas, y buscando una
auténtica justicia, construyamos una verdadera patria de hermanos, te
pedimos...
v
Señor, para que hagamos realidad la opción preferencial de la
Iglesia por los pobres y los marginados, asumiendo el compromiso por la
justicia y por la paz de un mundo marcado por los conflictos y las
intolerables desigualdades sociales y económicas, te pedimos...
v
Señor, para que toda nuestra comunidad, pensando qué bienes
nos están impidiendo encontrar ese tesoro escondido que nos habla el
Evangelio, busquemos por sobre todas las cosas, tu Reino, la
felicidad de la Patria definitiva del Cielo, te pedimos...
CELEBRANTE:
Padre bueno,
tú sabes que nuestra plegaria es pobre y que nos cuesta expresar nuestros
anhelos. Mira pues el deseo que tenemos de vivir como hijos tuyos y guíanos
a nosotros ya todos los hombres hacia tu Reino. Te lo pedimos por
Jesucristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS
OFRENDAS:
Este es el momento en que debemos ofrecernos nosotros mismos
al Padre, con una real y sincera disposición a buscar, por sobre todas las
cosas, su Reino.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro
del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la
asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de
"El Señor esté con vosotros")
Unidos en una misma fe, en un mismo Espíritu, demos gracias
a Dios por Jesucristo, ya que con Él se derramó sobre todos los hombres, la
gracia de la salvación.
COMUNIÓN:
El Evangelio nos ha hablado claramente del Reino de los
Cielos y del fin del mundo; la Comunión en la que vamos a participar, nos
repartirá a Cristo, fermento de nuestra vida nueva, de la vida eterna.
COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al
término de la distribución de la comunión.
Hermanos:
Todos aquellos que no
han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la
Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:
Creo Señor mío que estás
realmente presente
en el Santísimo
Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las
cosas y deseo
ardientemente recibirte
dentro de mi alma;
pero, no pudiendo
hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos
espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese
recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas
que me separe de Ti.
Amén.
DESPEDIDA:
Al recitar el
Credo manifestamos nuestra fe en la resurrección de los muertos y en la vida
del mundo futuro, pero, en nuestra vida diaria, no siempre vivimos conforme
a esto, ya que nuestras actitudes no coinciden con lo que proclamamos; esta
celebración debe significarnos un profundo cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario